El melasma es una afección cutánea que puede afectar la dermis y la epidermis, y tal vez por esto es que se asocia con malos cuidados de la piel y no como una dermatopatología parecida al acné. Y está bien, porque no provienen del mismo problema. El melasma es en mayor parte por exposición solar frecuente y algunos otros factores de riesgo.
Además, el melasma también es un cambio fisiológico que se evidencia durante el embarazo e incluso después. También es un efecto secundario de los anticonceptivos orales. Sin embargo, como ya se mencionó, el mayor factor de riesgo es la exposición a radiación UV. Es también por esta razón que el melasma no se presenta únicamente en mujeres, sino en hombres. Significando el 10% de los pacientes con este padecimiento.
Según estudios epidemiológicos la incidencia del melasma en mujeres embarazadas es entre 14.5 y 56% y en mujeres que toman anticonceptivos orales entre 11.3 a 46%. La edad en la que más se presenta esta afección cutánea es a los 30. Pero esto solo indica que se ha formado al menos durante ocho años, por eso la importancia de cuidar la piel desde temprana edad, como medida de prevención y no de solución.
La prevalencia del melasma es bastante amplia y significa una de las cinco causas más frecuentes de consultas en centros dermatológicos y estéticos. En estos se realiza un estudio con una lámpara de Wood para determinar si se trata de melasma dérmico o melasma epidérmico. Basado en esto, el médico puede recomendar uno y otro tratamiento, también pensando en lo mejor según el tipo de piel del paciente, pues es un problema clínico que debe tratarse con el mayor cuidado posible.